¿Por qué nos cobran cuando no aceptamos un presupuesto?
Cuando se solicita un presupuesto a domicilio para la reparación de electrodomésticos se llama a profesionales que saben lo que tienen entre manos, como los de Atosa Olsa. Normalmente, los técnicos acuden al domicilio y muchas veces ya realizan el arreglo al momento porque son cosas pequeñas que no implican grandes complicaciones.
Otras veces, se solicita un presupuesto al servicio técnico que acude ya que no se sabe si vale o no la pena arreglar el electrodoméstico que está estropeado. En estos casos, lo normal es que el técnico mire qué es lo que le pasa al aparato y presente un presupuesto al cliente. Además, le cobrará la visita.
Lo que se factura es la visita a domicilio, que implica una serie de gastos al técnico y también el tiempo empleado en ir hasta la vivienda y en ver qué es lo que le ocurre al aparato. Por supuesto, también el diagnóstico ofrecido.
¿Qué sucede si el cliente acepta el presupuesto?
Si el cliente acepta el presupuesto, generalmente el precio que ha pagado se le va a descontar de la factura que se presenta al final del arreglo. Los precios que la mayoría de las empresas cobran por los arreglos más habituales son precios previamente fijados y que ya incluyen el ir a ver qué es lo que le pasa al aparato.
Por tanto, como ese dinero ya se ha entregado, simplemente se descuenta del importe final y el cliente paga solo la tarifa fijada para el arreglo que se ha llevado a cabo.
¿Y si no se acepta el presupuesto?
Si finalmente no se acepta el presupuesto, el cliente ya habrá abonado la visita y no tendrá que pagar nada más ni tampoco dar explicaciones. Esto sucede tanto si la persona no arregla el aparato porque le parece que el precio que le pretenden cobrar es demasiado como en el caso de que no le compense ya que le saldrá más rentable comprar uno nuevo.
Por estos motivos es muy importante que cuando se llama a un técnico para pedir un presupuesto se le pregunte de antemano cuánto nos va a cobrar por la visita. Así, nos evitamos sorpresas y sopesamos si merece o no la pena llama. Por ejemplo, si el electrodoméstico es ya muy viejo, seguramente no compense nunca.
Ahora ya sabemos por qué nos cobran cuando no aceptamos un presupuesto, ya que el tiempo y el desplazamiento de un técnico tienen un valor.